¿Quién de vosotros ha oído hablar alguna vez del "Cavallot"?, ¿y de la "Balladora"? Si preguntáis a algún vecino de Organyà si sabe quiénes habían sido estos personajes, lo más probable es que se encoja de hombros y frunza las cejas. Sólo algunos -muy poquitos- aquéllos que pasan de los ochenta, en lugar de reaccionar así, arqueando sus venerables cejas, os digan:
¡Coi! ¿Lo Cavallot y la Balladora, decís?. Ya me suenan... ya... Y, tras pensarlo unos instantes, tal vez os podrán dar alguna lejana referencia. No es extraño. Por lo que sabemos, "lo Cavallot" y la "Balladora" desaparecieron hace cosa de unos cien años.
Efectivamente, hasta los últimos años del siglo XIX -y quizás también durante los primeros del XX- el día de Navidad, a la salida de la Misa Mayor, aparecían estas misteriosas figuras. Lo Cavallot lucía un llamativo vestido de terciopelo rojo parecido a los que lucían los bufones medievales, con sus cascabeles en las piernas incluidos. La cara quedaba prácticamente anónima, merced a un abundante flequillo formado por una retahíla de colgantes y cabellos que partían de un caprichoso sombrero. En conjunto, el flequillo y el sombrero querían representar la cabeza de un caballo. La larga cola que le colgaba completaba el aspecto de ser ecuestre y, a la vez, le daba un cierto toque demoníaco. También traía colgando una gruesa llave y, para rematar su aire antisocial, contaba con la ayuda de una tralla o látigo que balanceaba en una mano (un utensilio, gracias a Dios, poco utilizado hoy en día). Aunque, si queréis enriquecer vuestros conocimientos teórico prácticos, podéis pedir referencias a algún forofo del sado). De la "Balladora" sólo diremos que, al menos en sus últimos tiempos, era un hombre disfrazado de mujer gordita y un poco pánfila. ¡Poco cachondeo!, estamos seguros que nos hallamos ante uno de los más genuinos precursores de los travestis y, consecuentemente, también de las actuales "drag queens". (Pero no lo comentéis demasiado: en los tiempos que corren, esto nos podría dar más fama que las propias Homilías). La actuación se iniciaba finalizada la Misa, cuando salían los curas y -mientras existieron- los canónigos. En ese momento, "lo Cavallot" y la "Balladora" iniciaban los primeros bailes en su honor. Después hacían otras evoluciones, durante las cuales, en esencia, "lo Cavallot" buscaba a la "Balladora" y ésta hacía ver que huía. Durante la alocada persecución, la mujer se escondía entre la gente, chillaba e incluso llegaba a subir a las casas particulares. Cuando "lo Cavallot" la atrapaba, ésta simulaba que "lo Cavallot" le pegaba con el látigo... y después se ponían a bailar... hasta que la "Balladora" se volvía a escapar. Y así iban recorriendo todas las calles del pueblo y sus alrededores, con la compañía del bullicio del gentío que disfrutaba siguiendo, risueña y retozona, la formidable representación. En sus buenos tiempos, debía ser un espectáculo con un gran renombre, ya que atraía a muchos forasteros que se añadían a la fiesta . "Lo Cavallot" era tributario de un respeto y prestigio tales, que el simple hecho de no salir a recibirle, era considerado un desprecio del todo imperdonable.
Se decía que "lo Cavallot" representaba al señor feudal que sometía al pueblo, personalizado en la "Balladora". Parece ser, que nos encontramos ante una parodia medieval y -por lo tanto- de remotos orígenes. Me gustaría haceros aquí un comentario razonado, a partir de una base sólidamente documentada, con el fin de acercaros al auténtico significado de nuestro "Cavallot". Lo lamento, pero esto es del todo imposible. El que subscribe es un simple observador, un ignorante absoluto en la materia, que ha leído cuatro papeles por pura casualidad. Por otra parte, para conseguir otras fuentes de información, es necesario disponer de un montón de tiempo, tener un carácter paciente y, por si esto fuera poco, es imprescindible saber ¡latín! Nosotros, que ni mucho menos poseemos estas condiciones, dejaremos la investigación a los especialistas (por cierto, ¿dónde demonios se esconden?) y nos limitaremos a hacer un par de anotaciones rápidas y chapuceras -ya me perdonaréis las digresiones- mientras llegan los refuerzos.
Partiremos de una fecha importantísima para nuestra Villa: el 1234. En este año, en Organyà los malos usos -es decir, el sometimiento absoluto del pueblo al señor feudal- fueron abolidos por el vizconde de Castellbò, mediante el "Pariatge" (pacto o unión) firmado con el Prior de Organyà. ¿Fue en esta época cuando "lo Cavallot" y la "Balladora" empezaron a patalear?, ¿o quizás, se trata de una tradición mucho más antigua, relacionada con ritos paganos practicados durante el solsticio de invierno -¡las fechas del calendario son coincidentes!- con el fin de favorecer el apareamiento y la fecundación y que, como tantas otras, se adaptaron a las nuevas situaciones? De ser cierto, tal vez los constructores de los milenarios dólmenes del vecino Valle de Cabó habrían sido espectadores de excepción, ¿y por qué no?, incluso partícipes quizás. Lo que queda claro es que en esta parodia, el señor feudal queda ciertamente desbaratado. Le ponen la frente de caballo, un vestido ridículo y un cuerpo desguazado. Hasta aquí, todo normal: se trataba del malvado opresor. Pero lo que llama singularmente la atención es que la "Balladora" sea una auténtica pánfila y que -como "lo Cavallot"- haga un papel francamente penoso. ¡Y esto siendo el personaje que representa al pueblo! ¿Es posible que un pueblo se ría de si mismo? A nuestro parecer, para llegar a esta situación, previamente es necesario haber conseguido un grado de independencia razonablemente elevado. Un esclavo, por ejemplo, no se reiría del derecho de pernada, si su amo pudiese disponer libremente de su mujer. Nos hace falta ser dueños de nosotros mismos, antes de podernos autoparodiarnos. Así, -¡ojo!, no os embobéis, que ahora viene la Gran Deducción- creemos firmemente que "lo Cavallot" y la "Balladora" salían año tras año para celebrar la libertad de nuestro pueblo. Seguramente, el hecho de que el objetivo formal del acto fuese una colecta que se hacía, dedicada al culto a la Virgen María de Gracia, y sin olvidar que el clero era expresamente homenajeado (en las primeras danzas o bailes), ayudó a mantener durante muchos siglos la tradición. Probablemente la decadencia y posterior desaparición de nuestra pareja se debe a la conjunción de un cúmulo de circunstancias. Algunas nos las podemos imaginar. Con la llegada del siglo XX, mejoraron espectacularmente las comunicaciones, apareció la luz eléctrica, el agua corriente llegó a las casas... en fin, unas transformaciones vertiginosas en un país que a duras penas había cambiado desde que se construyeron las últimas iglesias románicas, seis o setecientos años antes. Ante esta nueva situación, insistimos, en un periodo de tiempo muy corto, es verosímil que muchas de las viejas tradiciones fueran tomadas como algo anacrónico e, incluso, vergonzante. Otros elementos que intervinieron en este "etnologicídio" los intuiréis vosotros mismos, si leéis el artículo de Joan Besora de Cal Abrigader (leedlo, sí os place: ¡no os lo daré todo masticado!). No hablaremos demasiado del Banyut, bandera de nuestra publicación, porque esperemos que otros compañeros lo hagan en algún otro rincón. Diremos, eso sí, que estaba emparentado con "lo Cavallot" y la "Balladora": aparecía en días próximos a los que lo hacían éstos y también recogía fondos para la colecta en pro de la Virgen María de Gracia. El hermanamiento fue aún más lejos: también murieron juntos. Como véis, el conocimiento que tenemos de esta formidable tradición es bien precario. A duras penas intuimos como iban vestidos estos esperpénticos personajes, y todavía entraríamos en un terreno mucho más incierto, si quisiéramos saber cuáles eran las evoluciones de sus danzas. Es posible, que algunos detalles se hayan transmitido oralmente de padres a hijos. Un ruego: sí tenéis alguna noticia de estos personajes, ya sea por tradición oral o por otros medios (manuscritos, bibliografía, fotografías ...etc.), nos gustaría que nos lo hicierais saber. Tenemos nuestra revista abierta a estas y a otras colaboraciones que nos queráis ofrecer. Por cierto, habéis preguntado alguna vez a los abuelos/as de Organyà qué saben de "lo Cavallot" y de la "Balladora"? Si alguna vez vuelven querríamos estar bien seguros de poderlos reconocer.
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