Sant Antoni del Tossal. (Clicad para ver imagen más grande).
Prácticamente en el limite fronterizo que separa los términos de las poblaciones de Alàs, Cerc y la Seu de Urgell, en el lugar conocido como el “Tossal”, se encuentra una singular ermita, edificación relativamente moderna, y que es, por su situación, una excelente atalaya que se levanta por encima del llano de la capital y sus alrededores. Precisamente por ello es visible desde cualquier lugar de los que hemos citado, a la vez que sorprende al viajero con su blancura y forma arquitectónica, lo que hace que muchos identifiquen en la lejanía a esta construcción como un observatorio meteorológico. La historia que acompaña la ermita de Sant Antoni del Tossal, como se la conoce, consagrada a Sant Antoni de Padua, patrón del gremio de los constructores, es realmente curiosa e interesante. Los lugareños de sus alrededores y los estudiosos de tiempos pasados, cuentan que Antoni Sacases, un antiguo vecino de la zona, auténtico mecenas de la obra, se casó con una bella joven y que las envidias por la hermosa dama no tardaron a aparecer. El muchacho, que como explican unos familiares lejanos no sabía leer ni escribir, aprendió durante el servicio militar y llegó a ser incluso diputado. Las circunstancias lo llevaron, como a muchos otros, a viajar hacia las Américas, en donde cuentan, hizo una gran fortuna.
En un viaje de vuelta hacia Cataluña, francamente complicado, y en el cual una tormenta puso en serio peligro su vida, hizo pensar al hombre lo peor. Se encomendó, como último remedio, a Sant Antonio al que prometió que sí salvaba la vida construiría una ermita consagrada al Santo del cual él mismo llevaba el nombre. Todo indica que Sant Antonio escuchó sus plegarias, y Antoni Sacases consiguió llegar de nuevo al Alt Urgell. Claro está, tenía que cumplir entonces su promesa. De hecho, el mismo, no tuvo tiempo de ver la obra terminada y dejó el legado, el encargo y la responsabilidad de construir la capilla en manos del doctor Dou y del farmacéutico de la Seu de Urgell, López Riberaigua, los cuales cumplieron los deseos de Antoni Sacases. La bondad de este urgelense no sólo es recordada por esta insólita construcción, sino  también por los detalles que tenia para con sus vecinos, en sus viajes de vuelta al hogar. De este modo se explica que cuando volvía de América tenía por costumbre llevar juguetes a los niños y niñas de Alàs, lo cual, como es lógico, ponía contentísimos a los más pequeños. Ahora, una lápida en la iglesia de Sant Antoni del Tossal recuerda el nombre de este hombre, los restos del cual reposan desde hace más de 70 años en un panteón del cementerio de Alàs. La capilla, que fue acabada hacia finales de los años 20, es una construcción moderna que consta de una sola nave, con un altar presidido, como es lógico, por la figura de Sant Antoni de Padua. El edificio se acaba, por la parte de arriba, en forma de cúpula y con una cruz. Todo el altar mayor es recubierto de un esmerado mosaico de piedra pequeña. Como hemos dicho antes, la panorámica que se divisa desde el Tossal es magnífica, debido a su privilegiada situación. La ermita, que actualmente es centro de devoción de muchos urgelenses, y principalmente de los vecinos de las localidades más próximas como Alàs y Cerc, necesitó, hace más de 20 años atrás, de una restauración en el tejado, protegiéndolo con materiales impermeables. Pese a que no se hace misa cada domingo, son muchos los urgelenses que escogen la ermita del Tossal para casarse, hacer la primera comunión o bautizar al pequeño, es frecuente y normal encontrarse en este lugar a personas que suben o bajan por el camino, normalmente a pie, después de haber hecho sus plegarias o oraciones al Santo. 

 
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